VALLE DE SANTIAGO.- Hace algunos días, me contactó por vía Messenger un seguidor de la página para comentarme sobre un interesante hallazgo que realizó con su detector de metales en un campo de cultivo de la comunidad de Charco de Pantoja.

Lo que registró el moderno aparato, fue una antigua ficha de cobre conocida como Pilón, presentando una sola cara grabada con las siguientes características, contiene la denominación de pilón P.L.N. (abreviación de la palabra pilón) y V.D.S. (Valle de Santiago) y el año 1816.
Si bien ya había leído algo sobre los pilones, decidí documentarme un poco más ya que considero que este hallazgo es muy importante, pues al menos yo, jamás había visto uno que correspondiera al Valle de Santiago.
Ahora vayamos a conocer un poco más sobre a la historia que tienen tras de sí estas fichas o monedas.
Un problema constante a lo largo del periodo colonial fue la escasez de moneda fraccionaria legal para las transacciones comerciales al menudeo, es por eso que surge la necesidad de forjar “moneda” particular, pues el Real de plata que circulaba durante el virreinato, su denominación más baja era el ½ real, pero no era conveniente para transacciones menores.
Luego vinieron las “cuartillas” (1/4 de Real). Posteriormente surgieron los Tlacos, término que viene de la lengua Náhuatl que significa “mitad” cuya equivalencia era ¼ de Real, y los Pilones, a 1/16 de Real.
Los primeros tlacos fueron acuñados por propietarios de pulperías (tiendas de mestizos que vendían varios artículos), estas monedas nunca tuvieron respaldo oficial, pero se aceptaban al margen de la ley.
Eran monedas de corte irregular, fabricadas de cobre, muchas veces fundidas y casi siempre selladas “a golpe” por una sola cara.
Los tlacos de minas, haciendas y otras negociaciones, que eran emitidos por particulares, sólo circulaban en el lugar donde habían sido fabricados. En el Virreinato, un peso equivalía a 8 reales, cada real a 8 cuartillas, y cada cuartilla equivalía a 2 tlacos o 4 pilones.
En el siglo XIX el tlaco y el pilón al ser de carácter privado, eran emitidos irregularmente por hacendados para pagar a sus peones y los obligaba a gastarlos en sus “tiendas de raya”. Los tlacos tenían diferentes formas y tamaños, eran de madera, vaqueta, hueso, bronce, cobre, latón, plomo, vidrio y algunos otros materiales.
Ostentaban en toscos caracteres las iniciales entrelazadas del nombre de la finca, el de su propietario o sólo el apellido de este, y en algunos casos la figura de hierro de marcar el ganado de la hacienda.
El giro de la monedad de la hacienda iniciaba desde que en el escritorio de la administración se les entregaba a los peones estas piezas de cambio como pago semanario del jornal de trabajo, el cual podía ser por tarea realizada o por destajo. Estas fichas solo podían ser usadas por los peones en la tienda de raya que existía en cada hacienda, donde las
canjeaban por artículos de consumo directo, como comida, herramientas, utensilios de cocina, ropa, tabaco, aceite, lámparas y otras cosas esenciales.
Al adoptarse el sistema decimal en México, los tlacos fueron retirados mediante decreto presidencial, publicado el 24 de julio de 1814 en el diario de México.
Regresando a nuestro “pilón” vállense, existe la posibilidad que por el sitio del descubrimiento de esta ficha en un predio rural de la comunidad de Charco de Pantoja, este pilón de 1816 pudo haberse emitido en la Histórica Hacienda de Pantoja del Valle de Santiago, en plena Guerra de Independencia.
Por C.D. Dr. Sergio Ruiz Aguilera. Cronista Municipal.
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